Nací en un hogar cristiano. Cuando tenía ocho años de edad, mi padre y pastor falleció. Ya en esos años sentía el llamado de Dios a su servicio, razón por la cual jamás me aparté de su lado.

En mi juventud fui líder de jóvenes y alabanza (tocaba acordeón, guitarra y mandolina). Luego de casarme con la mujer de mi vida, tuve nuevas responsabilidades en la obra del señor y con tan sólo 21 años de edad y mi esposa de 20 años, nos hicimos cargo de un templo (local juvenil de la iglesia Pentecostal Apostólica Lo Aránguiz, Conchalí) y su iglesia.

A los 28 años (año 1981) fuimos ungidos pastores con mi esposa. Desde entonces comenzamos a trabajar en la comuna de San miguel.

En 35 años de ministerio hemos tenido muchas batallas, pero Dios siempre nos ha sostenido de su mano y he visto cómo muchos han sido sanados, cómo vidas han sido restauradas, cambiadas en su forma de vivir, he visto a muchos jóvenes sin recursos económicos estudiar y transformarse no sólo en excelentes profesionales, sino también en padres de hermosas familias y ministros de Dios. Siete pastores han salido de nuestro ministerio ampliando así el amor de Dios.

Dios me ha bendecido con una hermosa familia donde el centro es Cristo y por él vivimos.
Dios me ha bendecido con una hermosa congregación donde el centro es Cristo y a él servimos.

Seguiré trabajando al servicio de Dios, para que el muestre su amor a todo el que quiera conocerle.